La comunidad astronómica internacional expresa su preocupación ante el proyecto industrial INNA, destinado a producir hidrógeno y amoniaco verde cerca del Observatorio Paranal.
La inminente instalación de un complejo industrial cerca del Observatorio Paranal, ubicado en el desierto de Atacama, Chile, ha desencadenado una ola de preocupación entre la comunidad astronómica. Este observatorio, gestionado por el Observatorio Europeo Austral (ESO), es considerado uno de los más importantes del mundo.
El proyecto, denominado INNA y liderado por AES Andes, busca desarrollar la primera planta de producción a escala industrial de hidrógeno y amoniaco verde en Chile. El plan incluye la construcción de un puerto y millares de unidades de energÃa solar, eólica y almacenamiento de baterÃas, ocupando más de 3.000 hectáreas en Taltal, región de Antofagasta. Este esfuerzo se alinea con la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde de Chile.
Sin embargo, el proyecto ha causado alarma, ya que se ubicarÃa a pocos kilómetros del Observatorio Paranal y del cercano Cerro Armazones, futura sede del Extremely Large Telescope (ELT). La comunidad cientÃfica teme que las actividades del complejo puedan causar contaminación lumÃnica, emisiones de polvo y aumento de la turbulencia atmosférica, lo que podrÃa dañar irreversiblemente las condiciones del cielo nocturno, vitales para la astronomÃa.
A pesar de que el proyecto se encuentra en sus etapas iniciales, la presentación del estudio de impacto ambiental es un paso crucial. La comunidad cientÃfica y organizaciones como Greenpeace han expresado su descontento, subrayando que el desarrollo energético debe ser compatible con la preservación del patrimonio astronómico.
Cristian Cuevas, subsecretario de Ciencia, TecnologÃa, Conocimiento e Innovación de Chile, sostiene que es posible equilibrar el avance energético con la protección de zonas cientÃficas. Las autoridades están explorando soluciones para que ambos sectores puedan coexistir.
El gerente de AES Andes, Javier Dib, ha enfatizado la importancia de la colaboración con las comunidades locales, mientras que el gobierno chileno, representado por Aisén Etcheverry, trabaja en soluciones técnicas y diplomáticas para proteger tanto la astronomÃa como el desarrollo energético.
El debate sigue abierto, y se busca una estrategia que permita la armonización de los intereses cientÃficos y energéticos, priorizando siempre el respeto al patrimonio natural y cultural de la región.
